Junto con la popularidad del vapeo en Chile como alternativa para los fumadores adultos, es imposible negar que ha surgido un grupo más problemático de interesados: los menores de edad curiosos, en especial adolescentes.
Y al igual que con otros productos para adultos, la necesidad de desalentar el uso por parte de los adolescentes requiere que los reguladores y los legisladores separen a este grupo de quienes más lo requieren a la hora de formalizar su comercialización y consumo.
Una legalización formal del vapeo en nuestro país, tal como existe en países como Estados Unidos, Canadá o Reino Unido, permitiría ofrecer libremente este tipo de productos a quienes más lo necesitan (adultos que buscan alternativas al cigarrillo), al mismo tiempo de prohibirlos a menores de edad.
Para estos, el consumo temprano de nicotina, incluso en los bajos niveles que ofrecen los vaporizadores, puede generar problemas de salud a largo plazo o generar hábitos de consumo irresponsable.
En aquellos países donde se ha regulado el vapeo, la edad legal para comprar estos productos es generalmente de 18 años, a excepción de casos como los EE.UU, donde la mayoría de edad para este tipo de productos es 21 años en algunos estados.
¿Cómo beneficia esto a los padres preocupados?
Al establecer una regulación formal sobre los vaporizadores, los padres podrán contar con la seguridad de que ninguna tienda especializada podría, por ley al menos, vender este tipo de dispositivos a menores de edad, pues arriesgaría sanciones en su negocio.
De esta manera, se puede llegar a un punto medio en que se pueda mantener a los menores de edad alejados de un producto que no es para ellos, mientras que al mismo tiempo permita a los adultos disfrutar de sus amplios beneficios, tanto en el aspecto terapéutico como recreativo.